miércoles, 12 de enero de 2011

Las madrugadas de invierno son para guitarrear en la cama

Siempre que bajaba del tren, esperaba que una chica con sugus de colores, me esperara en el andén... pero siempre era yo el que bajaba de él, con golosinas, y sin que nadie me esperara.
Llevo poco tiempo en esta nueva ciudad, pero sus calles me agobian. Llenas de gentes singulares, que no valoran lo inmaterial, y que ignoran que existes.
No me costó nada venir, pensaba, una nueva ciudad, nuevos retos, nuevas vivencias, pero todo se ha quedado en nada.

Últimamente, no hago más que coger la guitarra de noche... quizas para que alguien me haga compañía... o quizás porque las letras de la señorita Z me han dado fuerzas para creer en las fabulosas historias...

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